Los diversos picos de contagios de Covid-19, provocaron la saturación del sistema de salud en todo el país, situación dramática y común a nivel mundial. Para marzo de 2021 se sabía que más de 10.000 de los contagiados eran profesionales de la salud, entre médicos, enfermeras, auxiliares, odontólogos entre otros, llegando a la cifra de 99 fallecidos confirmados y 13 probables entre esos profesionales. Adicional a los peligros de contagio, el estado de emergencia elevó la carga laboral de muchos de esos profesionales, según algunos estudios por encima de un 30% respecto a condiciones normales. Junto con la cuestión física, el rigor de las labores significó también una carga mental para ese personal, generándose problemas emocionales junto con la fatiga.
En el campo educativo, la pandemia mostró como muchas de las brechas que se venían arrastrando se agravaron, apareciendo también nuevos desafíos en el transcurso de virtualizar el aprendizaje. La teleeducación tuvo como reto inicial la infraestructura existente, según la Encuesta Multipropósito TIC del INEC (2018), solo el 25% de hogares ecuatorianos cuentan con un computador, y solo el 37,2% de aquellos hogares poseen conexión a internet (Unicef). Este porcentaje está conformado principalmente desde lo rural, lo que provocó que muchos de los profesionales de la educación deban movilizarse y considerar estrategias emergentes en pro de mantener activa la enseñanza al tiempo que cuidaban de su salud y su hogar.
Por otro lado, intervenciones como la educación inclusiva, la alimentación escolar, atención a necesidades educativas especiales (NEE) aulas hospitalarias, prácticas preprofesionales y de laboratorio y seguimiento psicológico que se centraban en la presencia de las instituciones educativas no podían ser virtualizadas y significaron esfuerzos específicos de directivos y profesores. Incluso existiendo la infraestructura requerida, no dejaron de aparecer necesidades muchas veces enfrentadas directamente por docentes y funcionarios. La propia virtualización de lecciones significó un aumento importante de carga laboral, que además se juntaba al levantamiento de información, adquisición de equipamiento, inicio de procesos de autoformación y adaptación a las necesidades específicas de cada localidad; todo sobre la marcha.
Tomando en cuenta lo mencionado, este proyecto busca recopilar testimonios de vida y las prácticas que fueron desarrolladas en la pandemia del Covid-19 por profesionales de la salud y educación que mantuvieron la provisión de esos derechos.
Con la recopilación de estos testimonios se busca rescatar la dimensión humana de esos profesionales a través de la descripción de su cotidianidad en la pandemia, y reflexionar la gestión de los sistemas de salud y educación. Las expresiones serán libres y se garantiza el anonimato, siendo necesarios solo los datos precisos para ubicar el testimonio en su contexto y determinar la veracidad de lo receptados.